Estudio Bíblico en línea Basado en

El Evangelio según Juan

Lección 3

EL PADRE ABRE EL CIELO SÓLO A LOS QUE ACEPTAN A SU HIJO
1. Lee el versículo y contesta la pregunta.
«Jesús le dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí"» (Juan 14:6).
2. Vuelve a leer Juan 14:6 y contesta la pregunta.
«Jesús le dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí"».

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3. Lee el versículo y contesta la pregunta.
«Porque esta es la voluntad de Mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y Yo mismo lo resucitaré en el día final» (Juan 6:40).
4. De nuevo, lee Juan 14:6 y contesta la pregunta.
«Jesús le dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí"» (Juan 14:6).
5. Lee el versículo y contesta la pregunta.
«Jesús les dijo: "Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed"» (Juan 6:35).

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Para tener vida física, tenemos que alimentarnos con pan. Asimismo, para tener vida eterna, tenemos que recibir a Cristo.
6. Vuelve a leer Juan 6:35 y completa la oración.
«Jesús les dijo: "Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed"».
Lo que el mundo nos ofrece nos deja insatisfechos. Sólo Jesucristo llena el vacío en el hombre interior. Sólo Él satisface el deseo de estar seguros de nuestro destino eterno.
7. Lee el versículo y contesta la pregunta.
«...Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: "Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba"» (Juan 7:37).
Nota que Jesús personalmente nos pide acercarnos a El y no a una religión fría ni a una iglesia impersonal. Como agua de un manantial, Cristo refresca y da vida al alma seca.
8. Lee el versículo y completa la oración.
«Yo soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto» (Juan 10:9).
Al usar este símbolo, Jesús nos enseña que sólo Él determina quién puede entrar en la presencia de Su Padre.
9. Vuelve a leer Juan 10:9 y contesta la pregunta.
«Yo soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto».

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10. Lee el versículo y contesta la pregunta.
«Yo soy el buen pastor; el buen pastor da Su vida por las ovejas» (Juan 10:11).

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11. Vuelve a leer Juan 10:11 y contesta la pregunta.
«Yo soy el buen pastor; el buen pastor da Su vida por las ovejas».

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Jesucristo dio su vida cuando recibió el castigo en nuestro lugar por nuestros pecados.
12. Lee los versículos y contesta la pregunta.
«Mis ovejas oyen Mi voz; Yo las conozco y me siguen. Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano» (Juan 10:27-28).
13. Lee el versículo y contesta las preguntas a y b.
«Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano» (Juan 10:28).
Cristo puede prometer que no perderá a ninguno que haya creído en Él, porque, al final de cuentas, la salvación no depende de nuestras obras, sino que depende totalmente de la obra de Cristo.
14. Hemos visto que Jesús es el camino, el pan, el agua, la puerta y el buen pastor. Pero Jesús también dice que Él es la vid. Lee los versículos y contesta las preguntas a, b y c.
«Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. Permanezcan en Mí, y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en Mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de Mí nada pueden hacer» (Juan 15:1-5).
Así como la vid da la savia a los sarmientos, del mismo modo, Cristo da vida eterna a los que lo reciben y dependen sólo de El para llegar al cielo. Estos son los que dan fruto porque Jesús produce un cambio en ellos, y el Padre los poda, es decir, los corrige para que sigan dando fruto.

Hay sarmientos que parecen estar relacionados con la vid (personas que profesan creer en Cristo), pero al igual que Judas, nunca abren sus corazones a Cristo (Juan 15:2,6). Ellos nunca dan fruto, es decir, no muestran ningún cambio en su vida. Aunque van a la iglesia, no reciben la savia (vida) de la vid (Cristo). Son como ramas que no están unidas a la vid. Dejan a Cristo fuera de su vida.
15. En base a lo que acabas de leer en Juan 15:1-5, ¿cómo describirías tu relación con Cristo?
16. Lee el versículo y contesta la pregunta. 
«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Juan 17:3).

Has completado la tercera lección del estudio.

¡Felicidades!

Revisaremos tus respuestas y nos pondremos en ontacto contigo muy pronto.

Lección 1

El hombre está ciego, perdido, y solo.

Lección 2

El Salvador fue condenado por el mal que hemos hecho.

Lección 4

El Espíritu Santo puede cambiar el corazón endurecido.

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